LOS PSICOFÁRMACOS NO CURAN

Existen en el mercado una gran cantidad de psicofármacos que prometen ser la solución a nuestro malestar emocional: ¿Estás deprimido?, ¿tienes ansiedad?, ¿duermes mal?, ¿Sufres por timidez?… Existe la pastillita adecuada para cada caso.

Sin embargo, lejos de solucionar el problema, los psicofármacos sólo enmascaran los síntomas. Si tienes ansiedad y tomas una pastilla, es probable que te sientas mejor, más tranquilo; pero… ¿por cuánto tiempo? Si no solucionas el problema de base que te ha llevado a manifestar ansiedad, lo más probable es que cuando dejes la medicación, si eres capaz algún día, vuelvas a encontrarte mal, ya que el problema sigue ahí.

Por otra parte, los psicofármacos, como todas las drogas, crean dependencia y tolerancia; entonces, para tener los mismos efectos cada vez necesitarás más dosis, o cambiar de pastilla a otra más potente.
Pensar que tomando una pastilla vamos a dejar atrás aquello que nos provoca sufrimiento, es muy tentador; pero, para muchas personas, este consumo acaba convirtiéndose un problema añadido, y llegan a la consulta del psicólogo con su problema inicial no resuelto (ansiedad, depresión, insomnio…) y la dependencia de una sustancia.

La solución para superar nuestras dificultades emocionales pasa por enfrentarnos a nuestros fantasmas; descubrir que se esconde detrás de la ansiedad, de la tristeza; y poner nuestros recursos personales para superarlos. Este proceso requiere tiempo, esfuerzo, y la mayoría de las veces, la ayuda de un profesional.

Realizar una terapia psicológica nos va ayudar en ese proceso de autoconocimiento, de cambio; en definitiva, de mejora de nuestra vida; ya que, a día de hoy, no se ha inventado ninguna pastilla que haga ese trabajo por nosotros.

Adelgaza con éxito, la psicología te ayuda

Los aspectos psicológicos  juegan un papel fundamental en el origen y mantenimiento de la obesidad. Con psicoterapia podemos descubrir que variables psicológicas, sociales y familiares causan y mantienen la obesidad, y así conseguir, tanto el seguimiento del régimen, como el posterior mantenimiento del peso conseguido.

 

Has hecho innumerables dietas, y o bien no eres capaz de seguirlas o una vez conseguido el peso adecuado, vas recuperando kilo tras kilo todo el peso perdido… y te preguntas ¿por qué no puedo adelgazar, qué falla en mi?.

Tradicionalmente la perdida de peso se sustentaba en dos pilares: dieta y ejercicio físico, dejando de lado factores sumamente importantes como son los aspectos psicológicos, familiares y sociales, ya que, los seres humanos no solo utilizamos la comida para saciar nuestra hambre fisiológica. La comida, en estos casos, se ha convertido en un sustituto, en una anestesia o en un silenciador para otros problemas emocionales.

Estos aspectos psicológicos son determinantes a la hora de comprender y explicar las causas de la obesidad. Podemos comer para reducir la ansiedad, para evitar el aburrimiento, la depresión, para llenar el vacío que sentimos en nuestra vida…

Inconscientemente podemos mantenernos obesos porque adelgazar significaría enfrentarnos con hechos a los que tememos: ligar, trabajar, cometer una infidelidad, independizarnos de nuestros padres…

Nuestra familia, madre, marido pueden estar saboteando sutilmente nuestro régimen. En el caso del marido, por miedo a que le dejemos por otra pareja si adelgazamos, pero puede haber otros muchos motivos…

Es tan elevado el número de variables que influyen en una persona, y en concreto en que un determinado ser humano padezca de obesidad, que bien se puede decir que existen tantos casos de obesidad como obesos.

La psicoterapia nos va a ayudar a analizar, comprender, y tratar todos los aspectos implicados en nuestra obesidad y así poder llevar a cabo la dieta y mantener el peso indefinidamente una vez finalizada.

La terapia psicológica en estos casos resulta muy efectiva. Suele  ser corta y estar centrada en los problemas relacionados con la obesidad.

ELIMINAR NUESTROS PENSAMIENTOS NEGATIVOS

Muchas veces cometemos el error de utilizar patrones mentales negativos a la hora de analizar un determinado problema, o llegar a ciertas conclusiones sobre nuestras vidas. Identificar estas formas de pensar autodestructivas, es el primer paso para convertirnos en espectadores de nuestros propios pensamientos y así, poder emitir juicios más acertados sobre la realidad que nos rodea.

 Formas de pensar autodestructivas:

1. Ser catastrofista:  Ante una situación difícil, las personas catastrofistas siempre imaginan el peor escenario posible, Esta forma de pensar crea mucha ansiedad.

2. Exagerar lo negativo y minusvalorar lo positivo: Habitualmente estas dos características van de la mano y ambas contribuyen a generar un estado de ánimo depresivo. El mejor ejemplo sucede cuando dices algo positivo y automáticamente utilizas la palabra “pero” para introducir algo negativo: “Cada vez lo hago mejor en el trabajo PERO sigo cometiendo errores”. Prueba por un momento a cambiar la palabra “pero” por la conjunción “y”. La frase quedaría de la siguiente forma:“Cada vez lo hago mejor en el trabajo Y sigo cometiendo errores”. Como puedes observar, en este caso los componentes positivo y negativo adquieren el mismo peso en la oración.

3. Creer que puedes saber lo que piensan los demás: A veces, creemos saber las motivaciones y razones que tienen las personas para actuar de una determinada manera, sin que tengamos ninguna evidencia para ello. Por mucho que te acerques, no puedes saber lo lleva a una persona a actuar de determinada manera, a menos que te lo diga de manera explícita. Y muchas veces ni aún así es suficiente. Debes asumir que el pensamiento de los demás es algo que escapa a tu control.

4. Pretender ser un experto siempre: En un área determinada es la receta ideal para generar estrés ya que te obliga a estar siempre a la defensiva. Cuando el error no es una opción para ti, siempre tienes que estar defendiendo tu opinión y tus acciones para poder justificarte cuando te hayas equivocado. Por mucho que sepas acerca de un determinado tema, debes asumir que el error forma parte esencial de nuestras vidas.

5. Los “debería”: Los “debería” suponen la existencia de una lista de reglas inquebrantables tanto para ti mismo como para los demás. La culpabilidad surge cuando eres tú el que rompe una de estas reglas. Por el contrario, experimentarás enfado y resentimiento cuando sean los demás los que rompan estas reglas. No debes olvidar que el concepto que tienes tú sobre lo que debería y no debería ser el mundo es sólo tuyo.

6. La culpa: Ocurre cuando te sientes responsable del sufrimiento de los demás o, por el contrario, responsabilizas a los demás de tu propio sufrimiento. Cuando culpabilizas, siempre hay algo o alguien externo a ti que es la causa de tu sufrimiento. Cambiar a los demás o cambiar las circunstancias que te rodean no es siempre una tarea fácil o posible. Lo único que puedes intentar hacer es cambiar tú mismo.

Para liberarnos de estas formas de pensamiento autodestructivo, es necesario:

- Ser consciente de estos errores: Identificar estos pensamientos negativos.

-Transformar estos pensamientos negativos por otros mas realistas y adaptativos. Con mucha    práctica y atención, lograrás adelantarte a estos pensamientos antes de que surjan, y podrás escoger un camino diferente.

 Al cambiar estos patrones mentales negativos, podrás conseguir que las reacciones emocionales que se generan a partir de ellos, no sean tan devastadoras como en el pasado.