Existen en el mercado una gran cantidad de psicofármacos que prometen ser la solución a nuestro malestar emocional: ¿Estás deprimido?, ¿tienes ansiedad?, ¿duermes mal?, ¿Sufres por timidez?… Existe la pastillita adecuada para cada caso.

Sin embargo, lejos de solucionar el problema, los psicofármacos sólo enmascaran los síntomas. Si tienes ansiedad y tomas una pastilla, es probable que te sientas mejor, más tranquilo; pero… ¿por cuánto tiempo? Si no solucionas el problema de base que te ha llevado a manifestar ansiedad, lo más probable es que cuando dejes la medicación, si eres capaz algún día, vuelvas a encontrarte mal, ya que el problema sigue ahí.

Por otra parte, los psicofármacos, como todas las drogas, crean dependencia y tolerancia; entonces, para tener los mismos efectos cada vez necesitarás más dosis, o cambiar de pastilla a otra más potente.
Pensar que tomando una pastilla vamos a dejar atrás aquello que nos provoca sufrimiento, es muy tentador; pero, para muchas personas, este consumo acaba convirtiéndose un problema añadido, y llegan a la consulta del psicólogo con su problema inicial no resuelto (ansiedad, depresión, insomnio…) y la dependencia de una sustancia.

La solución para superar nuestras dificultades emocionales pasa por enfrentarnos a nuestros fantasmas; descubrir que se esconde detrás de la ansiedad, de la tristeza; y poner nuestros recursos personales para superarlos. Este proceso requiere tiempo, esfuerzo, y la mayoría de las veces, la ayuda de un profesional.

Realizar una terapia psicológica nos va ayudar en ese proceso de autoconocimiento, de cambio; en definitiva, de mejora de nuestra vida; ya que, a día de hoy, no se ha inventado ninguna pastilla que haga ese trabajo por nosotros.